Construimos nuestra vida dentro de unos límites impuestos por el miedo, mientras nuestros sueños permanecen más allá de ese límite. Como un barco varado rodeado de bruma, temeroso de adentrarse en aguas desconocidas. Nuestros miedos son como esa bruma: no son tangibles, no son peligrosos, no existen más allá de nuestra propia percepción, y no nos permiten ver más allá de nuestras narices. Por eso la única forma de vencer el miedo es levar anclas, soltar el velamen y lanzarse a la aventura. El miedo no es real. Tú sí lo eres. Al igual que tus metas. Tus sueños son tan reales como posibles. ¿Aún así te da miedo atravesar esa bruma? Entonces la palabra que buscas no es miedo, lo que buscas es una excusa.
Dónde habitan los miedos
El único lugar donde el miedo puede existir es en nuestra cabeza, es un producto de nuestra imaginación. Tememos cosas que no están presentes, cosas que ni siquiera pueden llegar a existir. El miedo no es más que una línea que nos recuerda donde estamos y hasta donde podemos llegar. Es un listón que nos reta constantemente, nos desafía. Solo aquellos que se arriesgan extralimitándose pueden saber lo que se siente al llegar más allá del miedo, más allá de lo que somos capaces, más allá de la aventura. Allí es donde se encuentran con experiencias inolvidables.
Ve más allá de la aventura
Está demostrado: el mayor miedo del ser humano se manifiesta ante lo desconocido. Todo el mundo lo siente, ante aquello que se ignora y no se muestra cercano y familiar. Absolutamente todo el mundo. La diferencia la marca la capacidad de entender nuestro propio miedo y de comprender lo que pretende decirnos en cada momento. Si algo nos atemoriza, el miedo no nos está diciendo: ¡no lo hagas, puedes salir mal parado!. En absoluto. El mensaje es: ¡te mueves en terreno desconocido, se prudente!. Pero en ningún momento nos está negando esa acción. El miedo no controla nuestro cuerpo ni nuestra voluntad. Somos nosotros quienes decidimos achantarnos. No podemos culpar de ello a algo tan abstracto como una emoción. Si realmente deseas hacer algo, hazlo. Salta por encima de ese temor que te paraliza y experimenta las autÈnticas emociones que necesitas para sentirte vivo. Disfruta del momento, disfruta alcanzando objetivos y superando metas imposibles. No hay mayor antídoto para el miedo que la adrenalina. Cuanto más la sientas bullendo dentro de ti, más difícil será pararte y más difícil será hacer que sientas miedo. El miedo es una elección. Tu elección. ¿Qué vas a elegir?
Soy Ana Vico, psicóloga colegiada y coach, defensora de la felicidad en Be Fullness. Me dedico a ayudar a personas a conseguir la vida que quieren para ellos.